Preludio 9, Albert Nguyên

Un nuevo deseo

Algunas anotaciones sobre el tema y una pregunta: ¿Un nuevo deseo? ¿Dónde nace el deseo? El poeta Reiner Kunze lo escribe sin maquillaje:

         «A lo largo del asombro reside el poema,

         Es allá hacia donde vamos».

De paradoja en paradoja camina el análisis, pero para nombrar, y más aún: «renombrar nuevamente las cosas del mundo» dice F. Cheng, para responder a lo innombrable, otro nombre de lo imposible: eso es el deseo.

El sujeto, presa del deseo y de su paradoja, que Lacan anota en la página 558 del Seminario «El deseo y su interpretación»:

«El deseo es a la vez subjetividad -es lo que está en el corazón mismo de nuestra subjetividad, lo que es más esencialmente sujeto- y es al mismo tiempo lo contrario, se opone a la subjetividad como una resistencia, como una paradoja, como un núcleo rechazado, refutable.»

Paradoja del deseo anudada al amor y al goce del síntoma.

Deseo del analista, venido del acto mismo que lo sostiene y dicta una ética que gobiernan el Decir, el Un-Decir, lo Real. Hijos entrecruzados, tramados, anudados, trenzados como tantas figuras cuyo deseo se deduce en el surgimiento de su causa, no sin culpa(golpe)bilidad [coupabilité].

 Un nuevo deseo, sobre el modelo de Ein neues Subjekt, que Lacan ha retraducido: es nuevo que hubiera un sujeto, y nuevo que hubiera este deseo que había sido rechazado. En el fin y en las consecuencias se inscribe, se escribe este nuevo deseo, efecto de la resolución, de la reducción de las paradojas del goce, las paradojas del amor y las paradojas del deseo, por causa de lo real inexorable. El deseo del analista es deseo de saber una vez caído el deseo del saber y su amor, este deseo de saber es posibilidad de dar a l’insu la amplitud que le vuelve: l’insu, lo que queda.

Traducción: Martín Alomo