Preludio 16, Susan Schwartz

Del Deseo y la Muerte

 

En 1947 una hermosa joven que se consideraba una novia indigna para su futuro marido, se arrojó del piso 86 del Empire State Building. Y fue a caer, aparentemente intacta, sobre el techo de un coche estacionado. La revista Life publicó una foto poco después, y se dijo que la imagen representaba ” la violencia de la muerte y su compostura ” ya que la joven ” reposaba tranquilamente en el grotesco féretro de su cuerpo sobre el techo del coche”. La imagen fue reproducida muchas veces en diferentes contextos, Andy Warhol  la incluyó en “Suicidio (Cuerpo Caído) “,[1] 1962. Se encuentra en la tradición de la múltiple reproducción de la máscara de la muerte de la hermosa mujer anónima, L’inconnue de la Seine, presunta suicida, que se ahogó a finales del siglo diecinueve. La máscara, con su risa enigmática fue fuente de inspiración para el arte y  la literatura, ideal erótico de su tiempo.[2]

En 1846, Edgar Allen Poe escribió, “la muerte de una mujer hermosa es, sin lugar a dudas, el tema más poético en el mundo.[3] “Poético”, porque para él, un poema es sólo un poema en la medida que excita; cuando junta belleza, deseo y melancolía, la muerte de una mujer hermosa atrae, fascina, pero también perturba. ¿Por qué este efecto? Lacan dirá en el Seminario VI, El  Deseo y su Interpretación, ” el objeto del fantasma es esa alteridad, imagen y pathos, por donde otro toma el lugar de aquello de lo cual el sujeto esta privado simbólicamente”: el falo.[4]  Esto le va a proporcionar la estructura para su interpretación de la función de Ofelia en Hamlet, porque para Hamlet, ella es el objeto consciente de su fantasma” y el “barómetro” de su relación con su deseo. Lacan habla de Ofelia como ” una de las creaciones más fascinantes que haya sido propuesta a la imaginación humana”,[5]  “una de las más fascinantes y más confusas [les plus troubles].[6] Para Lacan, Ofelia es una criatura de carne y hueso y cuyo suicidio califica de “ambiguo”.[7] No es fácil la relación entre belleza, deseo y muerte: el bello suicidio tiene algo de misterioso, y también algo de fetiche.

Como “phallus-girl” Ofelia es el objeto de deseo del Hamlet; como falo exteriorizado,  como símbolo de la vida es rechazada por él y sólo será reintegrada en el fantasma ” al precio del duelo y la muerte”.[8]  En la muerte que produce un verdadero agujero, Ofelia es el objeto imposible que vuelve a ser de nuevo objeto de deseo.[9]

Para Lacan, Hamlet es la tragedia del deseo y del duelo,  un duelo que manifiesta lo próximo de las conexiones entre lo real, lo imaginario y lo simbólico.[10] La relación de deseo y muerte es paradójica. El deseo ata al sujeto a la vida en busca de su existencia, aunque la muerte es su condición: el sujeto sufre de “la corpsificación” como consecuencia de su dependencia del significante. “El [D] eseo es llevado por la muerte ” nos dice Lacan, y este es el único y sólo sentido de la vida.[11]

Traducción : Matilde Pelegrí.

 


[3] Edgar Allen Poe, “Filosofía de la Composición”, traducción Julio Cortázar. Madrid: Alianza 1973

[4] Jacques Lacan, Le Séminaire, livre VI, Le désir et son interprétation, Paris, Éditions de la Martinière et Le Champ Freudien Éditeur, juin 2013, p. 370 (Leçon 15.4.59).

[5] Ibid. p. 291 (Leçon 4.3.59).

[6] Ibid. p. 357 (Leçon 8.4.59).

[7] Ibid. p. 292 (Leçon 4.3.59).

[8] Ibid. pp. 380, 382 (Leçon 15.4.59).

[9] Ibid. pp. 396-97 (Leçon 22.4.59).

[10] Ibid. p. 399 (Lesson of 22.4.59).

[11] Jacques Lacan, “La Dirección de la Cura y los principios de su poder”, Escritos 2, Editorial Siglo XXI.